Campanas de viento.

Me encuentro observando tras la ventana detrás de mi laptop. Hoy es un día soleado y con mucho viento. Abro todas las ventanas. Se puede escuchar el viento soplando fuertemente.

Soy muy afortunada en tener en frente de mi este magnifico árbol. Sus flores ya están marchitando, y ahora tienen un tono paja muy pálido. Cuanto tiempo seguirán adheridas a este árbol? Mientras el viento sigue soplando, las ramas se mecen fuertemente, las campanas de viento se escuchan a lo lejos con los vecinos. Los pájaros se agarran de sus nidos, todo se mueve.

Cierro los ojos he imagino las olas del mar. Son tan fáciles de crear. Perfectamente azules y serenas. Casi puedo oler la sal y sentir la arena suave bajo mis pies. Es hermoso.

Abro los ojos, para seguir escribiendo. Este árbol es suficiente para mi. Necesito estar presente y observarlo. Después de todo, es mi árbol. Lo salve de un jardinero que no le veía mas pinta que de leña. Yo lo deje vivir. Y creció. Se tomó su tiempo. Muchos años para ser más precisa. Hoy me regala los espectáculos mas preciosos de los cambios en las estaciones.

Cuántas cosas tenemos que dejar crecer para que podamos ver su grandeza? Cuántos sueños creamos en nuestra mente que se ven mejores que nuestra presente realidad? Cuántas maravillas estamos ignorando. Por el momento, a mi se me ocurre parpadear.

Mi mente regresa al presente, y mis ojos dejan de ver internamente. Cuando se van al interior les gusta merodear. Encuentro a menudo cuadros que yo pinte muy grises. Tomo un gran respiro, y los miro de frente, y parpadeo. Ahora ya se han ido. Residen en una esquina en paz. Ahi se quedaran. Tomaron mucho tiempo para llegar ahí. Los dejare tranquilos. Camino hacia adelante y me topo con los cuadros mas hermosos que me hacen sonreír. Los voy a desempolvar. Estos son los cuadros que yo amo. Más hermosos y valiosos que cualquier colección en el Louvre de Paris. Me dan tanto. Me quedaré observándolos otro momento más. Mi mas grande y preciada colección. Hoy le añado esta nueva obra. Mi árbol.

Recibiré con gratitud, su gratitud por dejarlo ser. Le daré las gracias por acompañarme y adornar mis momentos de escritura. Por extender hacia mi ventana sus ramas, para que yo pueda ver y escuchar a sus criaturitas cantar. Que suerte tengo.

Te invito a que abras los ojos cuando tu mente te enseñe los cuadros grises. Busca tu árbol, te prometo que si no lo tienes todavía, lo vas a encotrár.